Por: Ana María Schmidt | Socia activa AMCES
Uno de los objetivos de la Alianza de Mujeres en Café de El Salvador AMCES, es la transmisión de conocimientos, y un tema importante es acerca de la agricultura orgánica, con el propósito de conceder a las mujeres caficultoras, un nicho de mercado que les permita incrementar la rentabilidad del rubro del café, y por ende mejorar el precio en los distintos mercados.
Uno de los objetivos de la Alianza de Mujeres en Café de El Salvador AMCES, es la transmisión de conocimientos, y un tema importante es acerca de la agricultura orgánica, con el propósito de conceder a las mujeres caficultoras, un nicho de mercado que les permita incrementar la rentabilidad del rubro del café, y por ende mejorar el precio en los distintos mercados. Para Ana María Schmidt, socia activa de AMCES, el conocimiento sobre el cultivo orgánico ha sido clave, la agricultura orgánica es una tendencia mundial, y en la caficultura, es una opción que beneficia sobre todo al cuidado del medio ambiente, al agricultor y al consumidor, todo ello gracias a la calidad obtenida en este tipo de cultivo.
“La comercialización debería de ser más rentable al lograr mejores precios en mercados diferenciados, que aprecien la calidad y este tipo de producción (procesos orgánicos)”, aseveró Schmidt.
Para la socia de la Alianza de Mujeres en Café de El Salvador, la formación en técnicas de agricultura orgánica brinda los conocimientos necesarios para aprovechar elementos naturales que tiene los suelos, de lo contrario se desperdicia.
“Muchas veces desechamos elementos que podrían ser de mucha utilidad en nuestras tierras. Por ejemplo, tenemos todos los desechos orgánicos del beneficiado del café, o quizás un gallinero o establo cercano, y se puede utilizar todos estos desechos ricos en nutrientes para nuestras tierras y no lo estamos haciendo por falta de conocimiento en muchas ocasiones”, dijo Schmidt.
En las capacitaciones las socias conocen el método de biofermento como abono foliar, y logran conocer la importancia de hacer el análisis de suelos y de follaje para identificar las necesidades que tiene cada parcela, y aplicar los biofermentos de acuerdo a las necesidades de cada suelo.
Según Schmidt, para alcanzar mayor productividad orgánica, se necesita una regeneración de los suelos, que permita reestablecer los microorganismos, y enriquecer la tierra, lo que actualmente es un reto.