Cada país tiene una cultura única que se refleja en su historia, tradiciones y costumbres diarias, incluyendo la manera en que se consumen alimentos y bebidas. Estos hábitos, profundamente arraigados en la vida cotidiana, son una expresión de identidad cultural que varía desde la preparación hasta el modo de servir y disfrutar cada bebida. Adaptarse a estas diferencias es crucial para el éxito en el comercio global, ya que permite conectar de manera más efectiva con los consumidores locales.
La capacidad de ajustar nuestros productos o servicios a las particularidades de cada cultura no solo facilita la aceptación, sino que también abre nuevas oportunidades para compartir nuestra herencia y riqueza cultural.
Así, un producto tan emblemático y consumido en nuestro país como el café puede trascender fronteras, adaptándose a diversas costumbres y logrando conectar con personas de diferentes culturas sin perder su esencia.
Un claro ejemplo de ello es el café Himalaya, producido y exportado por nuestra socia Sonia Castaneda. Este café de variedad Borbón con proceso natural, reconocido por su calidad y sabor excepcional y ganador en varias ocasiones en el evento taza de excelencia y otros reconocimientos internacionales, ha sido exportado a Tokio, Japón, durante los últimos 3 años.
Recientemente, la empresa tostadora japonesa First Crop Coffee decidió innovar y adaptar la presentación de este café, empacándolo para ser preparado como té caliente. En Japón, el té no es solo una bebida, sino un símbolo de su cultura y tradición. Desde el siglo IX, la ceremonia del té se ha convertido en una expresión de espiritualidad, armonía y respeto, y es consumido a diario por los japoneses, así cómo en nuestro país, es el café la tradición de cada tarde.
Adaptar el café para ser consumido como té rompe una barrera cultural, permitiendo que más personas disfruten de este producto salvadoreño sin renunciar a sus costumbres.
Este ejemplo demuestra la importancia de conocer y adaptarse a la cultura de otros países, respetando sus tradiciones, pero también mostrando lo mejor de lo nuestro. Así, se crea un intercambio cultural enriquecedor y se abren nuevas oportunidades comerciales.
Sin duda alguna, esta es una gran oportunidad para que El Salvador sea más reconocido a nivel internacional por las diversas variedades y calidad excepcional de su café, destacando nuestro país en nuevos mercados y culturas. Al conocer las costumbres de otros países, se abre un mundo de oportunidades, ya que con un poco de creatividad, podemos encontrar nuevas formas de llegar a aún más consumidores mundialmente.